domingo, 6 de octubre de 2013

Encuentro Pastoral Vocacional


Hoy, día de las Témporas (sábado 5-10-2013), es tiempo de gracia, de darse, de amar, de recogida, de entrega, de paz.

Desde primer momento de la mañana se nos invita a ponernos frente a Dios, sabiéndonos con Él, con el hermano, con el pobre… agradecidos por nuestro servicio, nuestra vida, nuestro amor.

A través de la Eucaristía, la propuesta es aprender a saborear a Cristo, fuente y fuerza de nuestra vida, y a cuidar y vivir nuestra vocación desde la sencillez de ser amados y capaces de amar, en la alegría de sentirse testigos y apóstoles suyos.

Sólo desde el encuentro con el Resucitado, la espera se convierte en propuesta, lo vocacional da lugar a la vocación. Sólo desde esta vivencia y experiencia, el seguimiento abrirá a la persona a un nuevo sentido en y de su vida.

¿Cómo ayudar a que los demás se encuentren con Cristo? El esfuerzo, el servicio y la entrega serán necesarios, pero también la autocrítica.

Se hace urgente estar atento al Espíritu, después vendrá lo demás (poner nombre, hacer, programar…). Primero escucha, mira y atiende.

El redescubrimiento y profundización en los escritos de san Vicente y santa Luisa de Marillac, ayudarán a mantener la luz del carisma encendida, en una clave actual. La conversión a Jesucristo, la importancia de la misión, el ejercicio de la caridad, la primacía de los pobres… serán mejor discernidos y vividos desde un amor afectivo y efectivo, si tenemos en cuenta a las personas que nos preceden, a los santos, y vivimos desde la apertura, la disponibilidad y la escucha, dispuestos, como Abraham, a “salir”.

Quizás sea bueno recordar junto a las ideas anteriores cuatro palabras interesantes:

ü  Ungidos: elegidos por Dios, marcados externa e internamente por un Espíritu concreto, especial, Santo.

ü  Urgidos: enviados, testigos, impulsados a compartir la alegría de tener un “Dios con nosotros”.

ü  Uncidos: direccionados, encaminados a Cristo, al hermano, al pobre.

ü  Unidos: como comunidad, como grupo, como discípulos, como Congregación.

 
Ignacio Moneo Colmenar, CM.