lunes, 19 de septiembre de 2011

FASCINADO

La persona tiene una característica, es capaz de ser fascinada, al igual que tiene la capacidad de no dejarse fascinar. San Vicente nos decía: “Dadme un hombre de oración y será capaz de todo”, este hombre, digo yo, ha de ser un hombre que se deje fascinar por lo que le rodea, que se deje fascinar por Dios, una vez que permite esto, entonces se da cuenta cada vez más de su pequeñez y al mismo tiempo de su grandeza, y se fascina más todavía. Ese hombre de oración: confía, cree, se deja sorprender y al mismo tiempo se abandona en Dios sabiendo que todo el trabajo que realiza lo hace desde su pequeñez y grandeza, desde su persona a la luz de Dios (Padre, Hermano, Madre, Fortaleza, Amor). Ese hombre, esa persona, será capaz de todo, porque no pone en sí misma la fuerza, el poder, el honor y la gloria, sino que su fuerza es el Señor. Esto es fácil de decir y al mismo tiempo difícil, pero cuando se llega a vivir, uno queda FASCINADO. Gracias Señor.

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