"La caridad, el motor que mueve el dinamismo del amor"
Esta vocación mía, no puede empezar de otra manera que
con amor. Es cierto que, muchas de las cosas de las que nos damos cuenta, las
vemos a aro pasado, otras son a base de golpes, pero no podemos omitir en esta
enumeración, aquellas que son hechas, mantenidas y culminadas desde y con amor.
Las primeras son importantes en la vida, porque van perfilando tu personalidad,
forma de comportarte, etc., las últimas no son importantes, son fundamentales,
porque sobre ellas se cimenta lo demás. Para ejemplo, un botón. Dios cimenta su
plan en el amor, y aunque son importantes, a lo largo del caminar del creyente,
las fidelidades e infidelidades, los golpes de acierto y desacierto, la base de
todo es el amor que Dios nos tiene y el amor que le tenemos a Él, manifestado,
por supuesto, en el amor que tenemos a nuestros hermanos. La caridad, algo
fundamental para nuestro fundador, san Vicente de Paúl, es algo central en Dios
Padre, Hijo y Espíritu Santo. Entre la misma Trinidad existe una expresión de
amor, un aleteo de caridad, una relación (los teólogos lo llamamos
perijóresis), que resulta ser el mejor ejemplo para explicar cómo ha de ser
nuestra caridad con Dios y con los demás. Ese dinamismo de amor tiene un motor,
la caridad, el resto de engranajes, pistones, cadenas, etc., vendrán por sí
solos. Mantener todas las piezas bien cuidadas, para que ese dinamismo se pueda
dar, es el trabajo que todo cristiano tenemos cada día. Hoy, día del recuerdo
de la Fundación de mi Congregación, es para mí algo a tener en cuenta para recordar
y hacer vida.
En mi ordenación de
sacerdote, ésta será la frase que acompañe a mi invitación y celebración: “la
caridad, es el motor que mueve el dinamismo del amor”.