Tres rasgos según Buber distinguen al sentimiento del amor:
- Los sentimientos están definidos por polaridades.
- Los sentimientos cambian.
- Los sentimientos están anclados en el yo.
El amor:
- No se halla enredado en polaridades, sino que permite que el otro frente a mí se convierta en un tú auténtico.
- A lo largo de los cambios emocionales del alma, el amor es la corriente constante que subyace: el amor es la responsabilidad de un Yo por un Tú (en esto consiste la igualdad y no en ningún tipo de sentimiento).
- El amor no se aferra al yo, no es egocéntrico.
A los sentimientos se les “tiene”, el amor ocurre. Los sentimientos habitan en el ser humano, pero el ser humano habita en su amor. El amor está entre Yo y Tú.
En la trasformación y madurez mutua los sentimientos son necesarios como el contenido cambiante, pero no son constitutivos del amor, sólo lo acompañan.
(Citando a Kees Waaijman, Espiritualidad. Formas, fundamentos y métodos, Ediciones Sígueme Salamanca 2011, 99).
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