Jn 10, 1-10
En el Evangelio de hoy Jesús dice claramente: “Yo soy la puerta, quien entre por mí se
salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos”. Cristo es el Camino,
la Verdad y la Vida, la Puerta para ir a Dios, y no hay más. Y lo es porque es
el único que lo conoce, y es el único que lo conoce porque es su Hijo,… y así
podríamos ir desmenuzando toda la cristología, la identidad de Jesús… Jesús se
presenta a sí mismo como el Único, como el Pastor, y nos habla de quienes no
son pastores: “El ladrón no entra sino
para robar y matar y hacer estrago”, Jesús, por el contrario, no ha venido
para eso, sino para que tengamos vida y la tengamos en abundancia.
Me llama también la atención un último detalle dentro de la
frase anterior: “Yo soy la puerta, quien
entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos”. “Se salvará y podrá entrar y salir”, es
decir, que tiene libertad, que no queda restringido, atrapado, secuestrado o
captado; que se trata de reducir a la persona, de engañarla para conseguir más
adeptos, sino que se trata de mostrar cuál es la Vida (con mayúsculas) y el
Alimento, de hacer crecer y desarrollar, se trata de recibir con
amor para quienes con amor se fían y confían…
Podemos hablar de un montón de cosas, pero en este pasaje
del Evangelio nos quedan claras dos cosas: Quién es Jesús y qué ha venido a
hacer.
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